sábado, 6 de septiembre de 2014

Horacio Naranjo Martínez



En él se realizaba a cabalidad el "vir bonus" que proponía Catón El Censor, no tanto por su acendrada bondad sino -de modo especial- por su talento y audacia y por su ánimo y entereza admirables para consolidar una formación intelectual y universitaria, ante las vicisitudes presentadas en su juventud, altamente superadas.
Nació en Filandia el lo. de junio de 1906 y murió en Calarcá el 3 de octubre de 1960. El 28 de abril de 1938 obtuvo de la Universidad del Cauca el título de doctor en Derecho y Ciencias Políticas con su monografía: "Las principales escuelas económicas" que, según el presidente de tesis, doctor Alfredo Constaín, reveló en su autor un penetrante espíritu de investigación y un dominio completo en tales materias. En la página de gratitud de su tesis de grado mencionó al médico y escritor Carlos Uribe Piedrahíta (1897-1951), rector de la Universidad del Cauca y autor de "Toá" y "Mancha de aceite", "quien me ennortó en hora incierta", escribe el nuevo abogado.
El doctor Naranjo fue profesor de castellano en la citada universidad, miembro del Consejo Directivo y jefe de Redacción y colaborador de la “Revista Jurídica de la Universidad del Cauca”. En el Gran Caldas fue diputado a la Asamblea y secretario de Educación; magistrado del Honorable Tribunal Superior del Distrito Judicial de Pereira (1943-1947), que comprendía los circuitos judiciales de Apía, Armenia, Belén de Umbría, Calarcá, Filandia, Pereira y Santuario, con jurisdicción en diez y ocho municipios y ocho corregimientos; concejal de Pereira, notario lo. de Calarcá y otros cargos en la rama jurisdiccional.
Aspecto central de su temperamento fue su apasionado amor por la gramática y su vocación de filólogo. Causaba placer su conversación de afilada hipérbole, amena, inteligente, en punzantes actitudes de dramático humor, como eran una fiesta intelectual -al calor de unas copas- sus charlas sobre literatura, historia, filología, derecho, que configuraban un ingenio descollante y entusiasta.
Fue un magistrado de singular brillantez, ecuánime en sus determinaciones, atinado en sus providencias, juicioso en sus conceptos, con términos muy ajustados y selectos como fueron sus escritos literarios, siempre fiel a la sublime disciplina que, como enseñaba Ulpiano, consiste en la constante y .perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le pertenece como suyo. Horacio Naranjo Martínez tuvo muy presentes la esperanza, la fe y la fortaleza en la estructura de su vida, como lo instituye Erich Fromm en "La revolución de la esperanza".
Es uno de los grandes hijos de Filandia y valiosa personalidad de la comunidad grancaldense.


Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío

Publicado en el diario La Crónica del Quindío
Armenia – 8/Nov/96

Esther López Martínez



Su poesía es la línea sutil de la ternura y su retórica la que impone el corazón. Nació en Filandia el 17 de agosto de 1922 y murió en Medellín el 9 de octubre de 1992, donde se había radicado desde 1949.
En 1966 publicó su libro "Palabras heridas", que mereció elogiosos comentarios de la crítica nacional, y en 1978 divulgó su "Isla de paz'', canto a Filandia. En 1995 fue editada su obra póstuma "Girasoles poéticos". Sus poemas han sido publicados en suplementos literarios de periódicos y revistas de Colombia, Costa Rica y Nicaragua. Su nombre figura en el "Diccionario de Escritores Colombianos" editado en Barcelona por Plaza-Janés.
Fue socia de número del centro Poético Colombiano y El Pequeño Parnaso de Bogotá; y en Medellín integrante de las tertulias Fernando González, de La Amistad de Antioquia y del Centro Literario Antioquia. Con la intervención de los poetas Jorge Robledo Ortiz y Jorge Montoya Toro fue seleccionado el material lírico para la obra "Poetisas de Antioquia" (1981), con la ilustración del maestro Pedro Nel Gómez y el prólogo de Juan Roca Lemus (Rubayata), donde figura con honor nuestra Esthercita. Fue incluida en Poemas I y II (1986) del Centro Poético de Bogotá. Ofreció recitales en Medellín, Bogotá, Filandia y fue jurado en importantes concursos de declamación. Actuó en temporadas teatrales y perteneció al grupo cultural "Los 18" de Medellín.
La diafanidad de la poesía de nuestra coterránea -de fuerte y auténtica vocación- es un hechizo que nos cautiva por su concepción y expresión profundamente sentidas. El terruño, el amor, el rechazo de las injusticias sociales, el dolor, los recuerdos y las evocaciones, la belleza y la ternura, son constantes rigurosas de nuestra poeta de honda emoción, ardiente y original, que ha expresado en dulcísimos versos, llenos de entusiasmo, los sencillos y sinceros sentimientos de su corazón y de su sensible espíritu. Versos de claridad cristalina y vigor de forma, nacidos en las profundidades del alma, que nos sumerge en la finura y belleza de su dilatada creación poética.
Nuestra querida poeta está inscrita entre los grandes de la verdadera poesía, aquella que posee la imagen y la fuerza de lo genuino, de lo fecundo y de lo deslumbrante. Esta sensibilidad de alma por su autenticidad y lucidez, por su obsesión en la fuerza superior del amor, bien puede proclamar como el gran Macedonio Fernández: "No creo en la muerte de los que aman, ni en la vida de los que no aman".
Por petición de la biblioteca Jesús Rincón y Serna del Liceo Andino, la Casa de Poesía Silva de Bogotá, cuya directora es la poeta María Mercedes Carranza, donó una placa en recuerdo de Esthercita, la cual fue colocada en el exterior de la casa No. 5-14 de la carrera 5a. de Filandia.


Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío

Publicado en el diario La Crónica del Quindío
Armenia – 28/sept/96

"Hacer de la piel geografía y mostrar un erotismo pasivo, de autocontemplación y entrega, es el camino que se elige para romper las ataduras.  En este sentido, hay que tener en cuenta a poetas como Nelly Upegui (1923-1975) y Esther López Martínez, que asumen tópicos y formas que muestran una gran capacidad para hacerle trampa a la convención social con el fin de expresar sus más íntimos anhelos".
Quindío vive en su poesía- Antología poética del siglo- Prólogo, selección y notas de Carlos Alberto Castrillón  (474 páginas, 94 poetas).  Tercer Mundo Editores, Bogotá, primera edición enero del 2000.









NOVIEMBRE 22 DE 2020

Me encontré en la vida con… Esther López Martínez


Autor : Gabriel Echeverri González

Esther López Martínez.


Palabras heridas, Isla de paz y Girasoles poéticos, los 3 libros de la poeta quindiana Esther López Martínez, los cuales merecieron elogios del mundo cultural.

Distinguida dama, poeta valiosa nacida en Filandia, Quindío, el 17 de agosto de 1922 y fallecida el 9 de octubre de 1992 en la ciudad de Medellín, sus padres Juan López y María Martínez. Abuelos paternos Vicente López y Dolores Castaño y abuelos maternos Jesús Martínez y Dionisia Martínez.

Cursó sus estudios hasta culminar su bachillerato en el colegio Sagrado Corazón de Jesús de las Hermanas Bethlemitas de su ciudad natal y en Medellín en el Instituto Cultural Colombo Británico, periodismo en el Sena y en el Círculo de Periodistas de Antioquia. En la ‘Colina Iluminada’ ocupó su primer cargo como directora municipal de estadística.

En 1949 fijó su residencia en la capital de la montaña, trabajó en el Juzgado Cuarto del Trabajo, el Banco de Colombia durante 20 años, en esta institución mostró sus dotes culturales como corresponsal de la revista del banco.

Desde muy joven se destacó por sus dotes literarios que desarrolló con mayor énfasis en los círculos culturales de Antioquia, hizo parte de grupos de teatro, miembro del grupo cultural Los 18, del Centro Literario de Medellín, del Centro Poético Colombiano, de El Pequeño Parnaso de Bogotá, del grupo Maestro Fernando González y de otras organizaciones donde florecieron sus excepcionales condiciones de poeta.

De alto vuelo

El escritor y crítico Carlos Alberto Castrillón —amplio conocedor de la poesía colombiana y regional— señaló sobre la luminosa cantora quindiana (1): “(…) Hacer de la piel geografía y mostrar un erotismo pasivo, de autocontemplación y entrega, es el camino que se elige para romper las ataduras. En este sentido, hay que tener en cuenta a poetas como Nelly Upegui y Esther López Martínez, que asumen tópicos que muestran una gran capacidad para hacerle trampa a la convención social con el fin de expresar sus más íntimos anhelos (…)”. En su antología, Castrillón inserta un bello poema de Esther, un canto elegante y armonioso: 

Tal vez otro domingo…

Día:/Domingo./Abro la puerta / y el sol juega / unos instantes/ con mi rostro. /Recibo / los periódicos / y empiezo a contabilizar / letras y frases. / Vuelvo / a pesarlas / y sin afanes / me detengo / a estudiarlas. / Otro día / quise / contabilizar / piedras, / árboles / y peces. / Y dejé /que mi cuerpo/   jugara con el agua. /Tal vez otro domingo / llegue alguien / a contabilizarme /también / en su memoria/.

Su vida y su obra es analizada por Angie Vanessa Ramírez  Castillo en un trabajo universitario del programa de español y literatura de la Universidad del Quindío, con un valioso interés teórico y un análisis a fondo de su hondo mensaje femenino: “El propósito de esta investigación  es la recuperación de la voz poética de Esther López Martínez  por medio de una monografía crítica, la cual consiste en la construcción de la bibliografía, la elaboración del perfil de la poeta, el panorama crítico de sus obras literarias, la identificación de la tendencia poética y los simbolismos que predominan en su poesía(…)” (2). 

Ramírez Castillo abunda en datos preciosos sobre la voz femenina en la poesía colombiana, incluida en antologías como Poesía colombiana del siglo XX escrita por mujeres, Tomo I, realizada por Cuesta y Ocampo; Poetas de Antioquia con Jorge Robledo Ortiz y Jorge Montoya Toro; Diccionario de Escritores Colombianos, publicado en Barcelona, España, por la reputada editorial Plaza y Janés; poemas I y II del Centro Poético Colombiano de Santafé de Bogotá  y, desde luego, en la antología de Carlos Alberto Castrillón, ya mencionada.

La mirada de sus paisanos

El ilustre escritor y académico Álvaro Camargo Bonilla (3) destacó su biografía de mujer meritoria y culta, con la inclusión de varios poemas, uno de ellos, Pétalos muertos: “Siembra un poco/ de tu cosecha /en mis manos, /deja caer tus sueños/ uno a uno, / deja que me pierda  / en tu divagaciones, / hoy que estoy / sedienta de palabras, / hoy que transito / por un horario lento, / hoy que veo la niebla / —acariciar la tierra– / hoy que pongo, / siete pétalos muertos / sobre mi piel / de ausencia/”.

En el mismo sentido, el intelectual Jaime Naranjo Orrego (4), en una bella página sobre su ilustre coterránea, expresó, entre otras cosas: “(…) Nuestra querida poeta está inscrita entre los grandes de la verdadera poesía, aquella que posee la imagen y la fuerza de lo genuino, de lo fecundo y de lo deslumbrante. Esta sensibilidad de alma por su autenticidad y lucidez, por su obsesión en la fuerza superior del amor, bien puede proclamar como el gran Macedonio Fernández: ‘No creo en la muerte de los que aman ni en la vida de los que no aman’”.

Su obra

Escribió 3 libros que merecieron el elogio de la crítica y del mundo cultural del país: en 1966 Palabras heridas; en 1978 Isla de paz, dedicado principalmente a su bella ciudad natal y dejó un libro inédito, Girasoles poéticos, publicado como obra póstuma por su sobrino Jaime Alberto López Ramos. En el prólogo de este libro, su autor Miguel Peláez Posada, dice con emoción: “Ella ama al hombre y lo considera un peregrino en su itinerario poético. En su presencia se siente como una niña asustada y se refleja en sus pupilas. Cuando el hombre se desvanece físicamente es entonces cuando mueren sus palabras y esculpe en el pensamiento la imagen metafísica de quién penetró en su espíritu y su carne y dejó ideas que reclaman la reflexión (…)”.

Condecoraciones

Recibió múltiples reconocimientos y condecoraciones del concejo, la alcaldía y la oficina de cultura de Filandia; de autoridades culturales de la ciudad de Medellín y de Bogotá. La Casa de Poesía Silva de Bogotá le rindió un bello homenaje en enero de 1993, con una significativa placa, instalada en la puerta de la casa donde nació, allí permanece como el recuerdo imperecedero de una de las hijas ilustres de la bella ciudad quien con su palabra y su ejercicio cultural, la puso en un alto sitial.

Fue en su prolífica existencia jurado de concursos de declamación y dio recitales en varias ciudades del país, en Bogotá, en Medellín y en su propia tierra.

Con la ayuda de los escritores que han observado a la gran poeta, y el aporte valioso del ilustre escritor, antropólogo y amigo Roberto Restrepo Ramírez, uno de los más fervientes apóstoles de la ‘Colina Iluminada’, entrego esta semblanza a los apreciados lectores, sobre una mujer que con mucho tesón y fortalecida por su llama interior, forjó una existencia en los cánones más exigentes de la poesía y la cultura, brillando con luz propia en los escenarios exigentes de la literatura. Poco conocida entre nosotros, sus largos años en Medellín la conectaron con el rico trabajo lírico antioqueño y colombiano, donde brilló con su excelente obra, con poemas que hacen parte de las antologías.

Esther López Martínez dejó un legado con su palabra bien escrita para que las nuevas generaciones se acerquen a sus libros con aprecio y agradecimiento, una mujer que elevó su trabajo literario, un recuerdo que permanece en su poesía.

1) Castrillón, Carlos Alberto. Antología de la poesía en el Quindío. Gobernación del Quindío. Oficina de Cultura.

2) Ramírez Castillo, Angie Vanessa. 2017. La voz poética de Esther López Martínez. Programa de español y literatura. Universidad del Quindío.

3) Camargo Bonilla, Álvaro Hernando. 26-10-12. Biografía de Esther López Martínez. Blogspot Camino del Quindío.

4) Naranjo Orrego, Jaime. 28-09-96. Personajes del municipio de Filandia.  LA CRÓNICA DEL QUINDÍO.





Jesús Rincón y Serna



De este escritor que vivió en función de su inteligencia, nuestro Luis Vidales escribió: "La Bolivariada de Rincón y Serna es una auténtica epopeya, tal como lo concibió en su expresión verbal el cantor de las tribus heráclidas o  como la practicaran kasidas y juglares en las remotas épocas anteriores a la llamada edad moderna. Tal vez se puede decir, sin exagerar, que América no había dado una epopeya del orden clásico de esta".
Rincón y Serna nació en Filandia el 1o. de abril de 1905, en la vereda La Julia, como él enfatizaba al referirse a su región natal. En Popayán recibió de la Universidad del Cauca el título de doctor en Derecho y Ciencias Sociales y Políticas. Fue concejal de Morales (Cauca), Aranzazu y Filandia; diputado a la Asamblea de Caldas y presidente de esa corporación. Tras dos  años de residencia en Armenia se radicó en Bogotá el 30 de septiembre de 1948 donde murió el 13 de junio de 1990. Fue autor del primer himno a Filandia, que jamás debió ser eliminado.
Fue un destacado hombre de letras, cuya constante fue el precepto cervantino: “La pluma es lengua del alma”. Hizo traducciones del griego, el latín, el italiano, el portugués, el francés y el inglés; fue miembro de la Sociedad Bolivariana y de la Asociación de Escritores y Artistas de Colombia, y fue presidente de la Academia Hispanoamericana de Filosofía y Letras.
El escritor Héctor Ocampo M. publicó un libro biográfico sobre nuestro compatriota denominado “Rincón y Serna, el último humanista”. Dirigió y escribió en El Liberal de Popayán; en Relator de Cali; El Espectador, El Tiempo, La República de Bogotá y La Patria de Manizales, así como en otros diarios y revistas nacionales y extranjeros.
De él escribieron de manera elogiosa presidentes de Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela, lo mismo que poetas, escritores e historiadores de renombre: Alfonso Reyes, Vicente Lecuna, Rafael Maya, Luis Vidales, Luis Eduardo Nieto Caballero (Lenc), Edgardo Ubaldo Genta, Gonzalo Ríos Ocampo, entre otros.
Sus constantes lecturas e investigaciones configuraron en él, como dijo Rafael Maya, "una vasta y sólida cultura". Vidales afirmó que "Rincón y Serna queda consagrado con La Bolivariada como uno de los poetas representativos de lo mejor de la cultura colombiana. A esta proeza de su lenguaje épico contribuye no poco su familiaridad de cerca de 30 años con el idioma griego, el que conoce profundamente y de cuyos  poetas es afortunado traductor a nuestra lengua".
Lenc escribió que "La Bolivariada es una epopeya, la única de que podemos enorgullecernos en Colombia, porque la iniciada por Julio Arboleda sobre Gonzalo de Oyón queda inconclusa". Ríos Ocampo anotó: "El autor de La Bolivariada pasa con ella a ocupar un puesto brillantísimo en el concierto de los poetas americanos". Horacio Gómez Aristizábal afirma en "Lo  que el Quindío le ha aportado a Colombia" que "Jesús Rincón y Serna es siempre en la poesía un alma ávida de sabiduría y de infinito. Respira cultura por todas partes. Es el auténtico “scholar” inglés. Su creación es inefablemente dolorosa y exultante. Este artista no aspira sino a expresarse en forma vital y estremecedora".
Publicó las siguientes obras: "La Bolivariada", epopeya de alta resonancia tenida por la crítica como la obra máxima de la literatura colombiana en la esfera de la epopeya; "Los poetas griegos", de temática humanística -como todas sus obras- Homero, Hesíodo, Orfeo, Esquilo, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Tirteo, Píndaro, Anacreonte, Teócrito; "Periplo", con ensayos sociológicos sobre España, París, Italia, Roma, Atenas, Viena, Amsterdam, Alemania y Nueva York, lugares que visitó; "La última lámpara", novela sociológica sobre la última conflagración mundial; "El sueño de los búhos", tragedia  pacifista sobre el nazismo y la segunda guerra mundial; "Palabras de amor", poesía lírica; "El nuevo cantar", poesía mística en versículos; "Cuentos de hadas para niños" y una versión de la "Balada de la cárcel de Reading", de Oscar Wilde.

Donación y reconocimiento
Donó a la biblioteca del Liceo Andino de la Santísima Trinidad de su ciudad natal trescientos setenta y un libros sobre filosofía, ciencias sociales, religión, lingüística, ciencias puras y aplicadas, arte, historia y literatura.
El 29 de mayo de 1987 -con motivo del cincuentenario del Liceo- dictó en el aula máxima una conferencia de excelencia lírica, de belleza como norma de la verdad y de “fe en la que afirma la victoria del espíritu”. Fue una exaltación de la patria chica y de la cultura. Como un homenaje y reconocimiento a su trayectoria y a su obra, la biblioteca del Liceo Andino lleva el nombre de tan preclaro hijo de Filandia.

Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío

Publicado en el diario La Crónica del Quindío
Armenia – 19/Sept/96


Gelasio Cardona Serna



En enero pasado el doctor Cardona pidió a la Corte Constitucional que se declare inexequible el referendo por vicios de procedimiento. Argumenta, entre otras, que hay preguntas que no corresponden a la Constitución; que la de ampliar el período para mandatarios locales "no es otra cosa que elegir por un año más, lo cual no se puede desarrollar el mismo día que se vota por el referendo"; que el mismo está redactado con tecnicismo jurídico-electoral poco comprensible para el ciudadano, etcétera.
Con el rechazo a las injusticias y presiones, anheloso de nuevas estructuras político- sociales, con imaginación y entendimiento abrazó el marxismo desde su juventud inconforme y expectante.
Sabia y genial "locura", gestada en el alborotador "parque viejo" de bienolientes eucaliptos (otrora campamento de circos y otros espectáculos, delicia de enamorados y de pelados revoltosos, centro de niños juguetones con sus zambras enloquecedoras, lupanar de garosas perradas en celo) donde hoy funciona el eufemístico centro de salud mental de Filandia. En tan evocador sector nació el doctor Cardona el 21 de noviembre de 1933, en una progenie del más puro azul ultramontano, obviamente de misa, oraciones y otros ritos diarios. Obtuvo de la Universidad Libre de Bogotá el título de doctor en Derecho y Ciencias Políticas con la tesis "Inestabilidad del trabajador en el empleo". En representación de la Unión Patriótica fue miembro del Consejo Nacional Electoral de 1986 a 1990.
Ha sido catedrático de Derecho Constitucional y del Trabajo por un lapso de doce años en la Universidad Libre, en la Universidad Central y en la Universidad Autónoma de Bogotá; secretario de la Facultad de Derecho de la Universidad Libre en 1964 y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de 1976 a 1981. Fue presidente de la Asociación Colombiana de Juristas Demócratas y vicepresidente de la Asociación Americana de Juristas; miembro de la Comisión de Verificación de los Acuerdos de Paz; miembro del Consejo de Honor de la Asociación de Abogados Laboralistas al servicio de los trabajadores y miembro del Consejo Directivo de la Universidad Autónoma.
Ha escrito "El artículo 28 de la Constitución de 1886", "Las facultades extraordinarias", "Diferencia entre huelga y paro", "Los contrapliegos", "El procedimiento laboral debe ser eficaz"; además es coautor del texto "Derecho colectivo del trabajo". Por más de treinta años ha ejercido su profesión de abogado en Bogotá, en especial en las ramas del Derecho del Trabajo y del Derecho Administrativo.
Sus profundas aspiraciones de justicia social, de solidaridad humana y de altura moral de nuestra clase política, son convicciones de la singularidad, el talento y la bondad de este filandeño excepcional, tan entrañable y tan apreciado.

Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío

Publicado en el diario La Crónica del Quindío
Armenia – 24/Feb/03


Murió en Bogotá el 14 de febrero de 2022.

Al conocer la dolorosa noticia de la muerte del D. Gelasio Cardona Serna todos los integrantes del Comité Permanente proclamamos el compromiso de seguir su valioso ejemplo y no escatimar esfuerzos sociales, políticos ni pedagógicos en la realización de su sueño que siempre fue la Defensa de los Derechos Humanos, y mas hoy, cuando a diario se asesinan los mas significativos dirigentes de nuestros sectores sociales.

 
Alonso Ojeda Awad
 
Exembajador de Colombia
 
 

Tuve la fortuna de conocer al amigo y al emblemático compañero por una mejor sociedad, Gelasio Cardona Serna, desde los convulsivos años de 1980, cuando ya comenzaba a despuntar al lado de comprometidos luchadores por los Derechos Humanos como lo eran estadistas de la talla del excanciller colombiano Alfredo Vásquez Carrizosa y del sacrificado médico Héctor Abad Gómez, entre otros. Era la continuación de la sangrienta historia conocida. Centenares de mujeres y hombres, trabajadores por una patria digna, caían a lado y lado del camino de la vida masacrados por la vil convivencia de grupos armados al margen de la ley con las fuerzas del Estado.

Ya se destacaba como un brillante profesor universitario que impartía sus enseñanzas a sus jóvenes alumnos quienes concurrían alegres a sus clases donde sobresalía como eminente catedrático de Derecho Constitucional y del Trabajo. Durante mas de una década asumió en las Universidades Libre y Autónoma de Bogotá este orgulloso desempeño, transmitiendo a sus educandos el respeto y la admiración por los trabajadores del mundo que habían hecho posible la realización del desarrollo humano.

Desde muy joven se destacó como un eficiente profesional siendo en el año de 1964 secretario de la facultad de Derecho de la Universidad Libre y años después, se distinguió como decano de la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Colombia, significativo esfuerzo pedagógico que había liderado en su fundación. Por tal motivo, se le considera con sobrados reconocimientos como Fundador de la Universidad Autónoma de Colombia.

Inmensamente preocupado por la deprimente situación social y económica de los trabajadores impulsó con otros eminentes juristas nacionales e internacionales del Trabajo, la creación de la Asociación de Abogados Laboralistas al servicio de los Trabajadores. Esta Asociación ha aportado con generosidad sus conocimientos y formación a los sindicatos y trabajadores que tienen que verse a diario, enfrentados a un régimen que busca descaradamente proteger a los patrones, cuando se dan las justas e inaplazables luchas por la justicia social y por la Paz de nuestra patria.

En el aspecto político mantuvo una férrea e ideológica militancia con el partido Comunista que lo consideró siempre uno de sus mas preclaros dirigentes en la difícil tarea de consolidar una línea política en beneficio de los sectores populares que han recibido siempre del Estado burgués una sistemática persecución, violencia y muerte.

Nos volvimos a encontrar cuando regresé al país después de haberme desempeñado como Embajador de Colombia en Budapest, Hungría. Eran los tiempos en que Gelasio sobresalía ya como activo y comprometido presidente del Comité Permanente de Defensa de los Derechos Humanos.

Mi formación política me había llevado a ser el director del Proyecto Pedagogía de Paz de la Universidad Pedagógica Nacional, donde me encontré a dos colombianos extraordinarios: El sacerdote jesuita y profesor universitario Javeriano Gabriel Izquierdo y el inolvidable amigo periodista Carlos Lozano Guillen quienes me invitaron a participar activamente en los esfuerzos por la defensa y promoción de los DD, HH. en Colombia.

Bajo la presidencia del CPDH Comité Permanente de Defensa de los Derechos Humanos, dignamente representada por el Dr. Gelasio Cardona Serna se han cumplido una serie de tareas en beneficio de los Derechos Humanos de los colombianos. Por esta razón, al conocer la dolorosa noticia de su muerte todos los integrantes del Comité Permanente proclamamos el compromiso de seguir su valioso ejemplo y no escatimar esfuerzos sociales, políticos ni pedagógicos en la realización de su sueño que siempre fue la Defensa de los Derechos Humanos, y mas hoy, cuando a diario se asesinan los mas significativos dirigentes de nuestros sectores sociales.

Gloria eterna a su lucha y a su memoria.

Edición 767 – Semana del 26 de febrero al 4 de marzo de 2022
https://viva.org.co/cajavirtual/svc0767/articulo10.html



Roberto Restrepo Ramírez



Un hombre de ciencia y de letras, Roberto Restrepo es uno de los grandes hijos de Filandia. Nació el 3 de febrero de 1897 y murió en Bogotá el 23 de mayo de 1956. Oncólogo, escritor, filólogo, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua.
En 1.926 obtuvo el título de médico de la Universidad Nacional de Colombia; se especializó y profundizó sus estudios en la Universidad René Descartes de París; ganó por concurso ser miembro del Instituto Tropical de Francia, regresando a establecerse en Manizales, donde su clínica era una de las más completas que se hayan visto en Colombia. Se hizo radiólogo al mismo tiempo que desarrollaba una formidable campaña contra la tuberculosis. Establecido en Bogotá, fue durante varios años director del Instituto de Radioterapia.
Escribió, entre otros, "Sin banderas", publicado en París con el seudónimo de Hugo Mascarín, que trata sobre la decadencia de los partidos políticos; "¿Degenera la raza?"; “Historia de la guerra entre Candorra y Tontul”, libro cáustico, en el que pasa revista a los que consideraba errores en la solución del conflicto de Leticia; "Intimidades de un médico" puso al desnudo su sensibilidad profundamente humana; "Dicarquismo o si la razón fuera gobierno", testimonio de su afán y su anhelo de mejoramiento del país; "La revolución de las ratas" (28 apólogos), editado en Münich en 1953 con fastuosas ilustraciones del famoso caricaturista húngaro Peter Aldor, nacionalizado en Colombia; "Catecismo irreverente"; "Seminarista a palos"; "Nueve de abril, quiebra cultural y política". Era un sociólogo a quien desesperaban las contradicciones de nuestro destino. En 1943 publicó "Apuntaciones idiomáticas y correcciones del lenguaje". Con este libro quedó con títulos sobrados para ser llamado a la Academia Colombiana de la Lengua, no obstante las duras críticas que sus páginas tiene para la corporación.
Gabriela Mistral, Tomás Carrasquilla, Bernardo Arias Trujillo, elogiaron la obra literaria del doctor Restrepo. Regentó la cátedra de latín en el Colegio Restrepo Mejía de Bogotá. El griego, el árabe, el francés, el inglés, el alemán, el italiano, el portugués, le eran familiares. En la Academia de la Lengua presentó trabajos de larga elaboración, de mucho jugo, con una muy audaz reforma de la ortografía. También escribió sobre acentuación y fonética como, en rama diferente, sobre arqueología y antropología, de lo cual fue ejemplo su erudita conferencia sobre la cultura de los mayas, las ruinas de Yucatán y las características del pueblo azteca.
El doctor Restrepo era de la clase de hombres que parecen nacidos para reformar lo existente, con un instinto revolucionario que no satisfacía sino con la acción y al propio tiempo con una curiosidad científica que comprendía diferentes y muy distanciadas ramas del conocimiento. Tenía la vocación, el ojo certero del clínico, el deseo de aliviar -en cuanto estuviera a su alcance- las dolencias humanas, y una capacidad de trabajo al servicio de una clara y aguda inteligencia que le permitió graduarse y ejercer su profesión con sobresaliente lustre.
Es de anotar que el doctor Restrepo envió desde Manizales el 9 y el 26 de noviembre de 1943, 118 libros y algunas revistas para que el concejo de Filandia fundara la biblioteca municipal que, como él mismo señalara, "el municipio ha de dar la importancia que merece un elemento de que tanto se preocupan hoy nuestras entidades oficiales. Aspiro a crear en el lector el hábito de venir a leer la obra donde esté: es decir, el hábito de lector de biblioteca".
Hoy rendimos homenaje de admiración, afecto y gratitud a tan connotado hijo de Filandia, figura singular de nuestra alma grancaldense y un hombre de ciencia y de letras brillantemente representativo de los valores colombianos.


Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío

Publicado en el diario La Crónica del Quindío
Armenia – 24/Ago/96