miércoles, 6 de marzo de 2013

Carlos Antonio Montoya Arias





“Una leyenda del ciclismo colombiano”: nació en Filandia (Quindío) el 17 de marzo de 1937, hijo de Carlos y Laura, de acuerdo con el libro de bautismos 26, folio 764, registro 1855. Abuelos paternos Andrés Montoya y Ana Ramírez; maternos Rudesindo Arias y Genoveva Gómez. En tal registro se hace constar que el 25 de junio de 1960 contrajo matrimonio en Buga con Doris Cecilia Rojas. Conocido como "La Bruja" Montoya. Murió en Buga el 2 de abril de 2011.

Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío
jaimenao@outlook.com

La reseña histórica del deporte colombiano está engalanada por grandes figuras, deportistas de reconocida calidad, que en un momento determinado, en su disciplina favorita, ofrendaron a su comarca o a Colombia, actuando en el exterior, lo mejor de sus reservas espirituales, morales y físicas, siempre con el anhelo de dejar muy en alto los colores de la divisa regional, comercial o del país. A todos ellos nuestro país los recuerda con gratitud, que como bien reza un proverbio francés, es la memoria del corazón.
Para algunos existió un solo día de gloria, para muchos otros las ocasiones de cita con el éxito fueron reiteradas, pero hubo alguien que nació humilde para el deporte, en tal condición creció, puso en práctica la máxima de que ‘el hombre está obligado a luchar mas no a triunfar’, y así, con el reconocimiento unánime de todo el pueblo colombiano dijo ‘adiós’ al ciclismo. El hombre a quien hacemos referencia es Carlos Arturo Montoya Arias y con ello pareciera estar escrito todo.
Ahora que estamos en pleno desarrollo de una nueva versión de la Vuelta a Colombia, la 56ª. para ser más exactos, qué bien hacer una semblanza de este gigante de las carreteras nacionales.
De Carlos Montoya (versión a la colombiana del francés Raymond Poulidor, eterno animador y segundón de las principales pruebas de largo aliento en Europa), comencemos por decir que antes que vallecaucano y más concretamente bugueño, es caldense, por cuanto nació en el municipio de Filandia, que luego pasó a ser territorio quindiano. Afincado en la ‘Ciudad Señora’ del Valle, desde muy temprana edad encontró en el Club Estambul de esa ciudad, el primer respaldo para sus inquietudes por el deporte de las bielas, disciplina que habría de llevarlo, con el paso de los años, a constituirse en el corredor nacional que dio más vueltas en bicicleta al país, siempre con renovado ánimo, con optimismo, con anhelo de llegar algún día a ser campeón, cosa que no fue factible, al menos en la Vuelta mayor, en razón de múltiples infortunios en los instantes de máxima definición.
Entre 1957 y 1976, Carlos Montoya estuvo presente en 18 ediciones de la Vuelta. Solamente dejó de intervenir en las versiones de 1958 y 1961.
Acumuló en tales participaciones 279 etapas, de las cuales ganó 12, para un recorrido completo de 35.374 kilómetros. Observó una excepcional regularidad durante siete Vueltas consecutivas, pues clasificó siempre entre los mejores diez ciclistas del país.
La suma de todas sus lucidas actuaciones en la prueba de ruta más importante de Colombia le permitió acumular 1.010 horas, 22 minutos y 06 segundos montado en una bicicleta. Algo así como 42 días completos y fracción, dedicados a trajinar por carreteras y caminos de la patria.
En esas 18 intervenciones en Vuelta a Colombia, la mejor figuración individual fue en 1966, cuando se ubicó en el tercer puesto de la clasificación general final, escoltando a los ases antioqueño Martín ‘Cochise’ Rodríguez y Javier ‘El Ñato’ Suárez.
Montoya Arias, como buen escalador, se consagró en tres oportunidad sub-campeón general de los premios de montaña. Ello sucedió en 1959, 1963 y 1965, a escasos puntos de diferencia de los vencedores, Hernán Medina Calderón, Pablo Hernández y Javier Suárez, en su orden.
Irónicamente, un hombre tan tradicional en la Vuelta, que entregó a ella lo mejor de sus años mozos, solamente pudo portar la camiseta de líder absoluto de la misma en una sola oportunidad. El 17 de octubre de 1962 ganó la primera etapa de la carrera de aquel año, entre Bogotá y El Espinal, en cerrado duelo final con Antonio Ambrosio, ya fallecido. La etapa se cumplió obre longitud de 152 kilómetros e impuso un tiempo de 3h-39m-16s. Ese éxito le permitió lucir la camiseta de puntero al día siguiente, entre El Espinal e Ibagué, en una jornada contra-reloj de 53 kilómetros que se adjudicó el paisa José Lubín Maya, para pasar a comandar la prueba.
Pero la versión del Clásico RCN de 1967 hizo total y absoluta justicia con Carlos Montoya. La prueba radial, nacida hace 45 años, dejó de ser, por primera vez en su historial, una simple doble a Jericó, Riosucio, Andes, Abejorral, Ciudad Bolívar o Anserma, como en las anteriores seis ediciones, para comenzar a ubicarse dentro del panorama del ciclismo, como una de las principales competencias del calendario. Hace 39 años, la carrera tuvo por primera ocasión tres etapas y consecuentemente un recorrido mayor: 442 kilómetros.
Junto al equipo ‘A’ del Valle, integrado por Aníbal Ricardo, Jairo Grijalba y el propio Carlos Montoya, tomaron la partida figuras de la categoría de Martín ‘Cochise’ Rodríguez, Severo Hernández Tarazona, Miguel Samacá Hernández, Gabriel Halaixt Buitrago, José Ramón Garcés, Pablo Hernández, Alfonso Galvis, Alveiro Mejía, Jaime Galeano Rúa y Asdrúbal Salazar, entre otros.
La primera etapa entre Medellín y Anserma, con trazado de 174 kilómetros, concluyó con triunfo de Carlos Montoya, quien en los kilómetros finales y luego de coronar con suficiencia el premio de montaña en el Alto del Tigre, se encaminó solo hacia la meta, la cual cruzó con ventaja superior a los cuatro y medio minutos sobre adversarios de la estirpe de ‘Cochise’, quien de inmediato sentenció ‘guerra a muerte’ para las dos próximas jornadas.
Para la etapa entre Pereira y Riosuico, ‘Cochise’ Rodríguez sacó a relucir su bien ganado prestigio, pero no obstante ganar el tramo, solamente pudo descontar 40 segundos al líder Montoya. Para la jornada de clausura, la histórica travesía desde Riosucio hasta Medellín, quedó planteado el duelo por el título de campeón.
A mitad del citado tramo, el crédito paisa, en su afán de descontar los tres minutos y 51 segundos que pesaban en su contra, lanzó un contundente ataque que le permitió pasar completamente solo por el premio de montaña, en el Alto de Minas y seguir en procura de su segundo triunfo parcial, en la pista del estadio Atanasio Girardot., tras avanzar en medio de una multitud calculada en algo más de 200.000 personas. Fue entonces cuando Carlos Montoya debió hacer acopio de todas sus capacidades, para no dejar escapar, como en tantas otras oportunidades, el triunfo definitivo. Haciendo gala de sus condiciones de buen escalador y en pareja con Marco E. Larrota, cruzó de inmediato por la misma cumbre montañosa.
En la pista atlética del estadio antioqueño y luego de superar la meta ‘Cochise’, pasaron angustiosamente los segundos y luego los minutos. Después de dos minutos y 48 segundos, en la tercera posición se ubicó Montoya, quien a la postre hizo suyo el ‘Clásico’, por el exiguo margen de 43 segundos.
Al conocer el resultado oficial de la prueba y saberse vencedor de la misma, Carlitos, como también se le denominó cariñosamente en su tiempo, rompió en llanto, afortunadamente de pleno gozo esta vez, pues había cosechado un gran triunfo, esperado por años y años y frente a calificados antagonistas paisas, en el propio terreno de éstos.

El triunfo del ‘Monarca Vallecaucano’ tuvo una doble significación, pues el día que ganó el ‘Clásico’ RCN, cumplía 30 años de edad y ocho de estar compitiendo en la Vuelta a Colombia.

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