“Una leyenda del ciclismo
colombiano”: nació en Filandia (Quindío) el 17 de marzo de 1937, hijo de Carlos
y Laura, de acuerdo con el libro de bautismos 26, folio 764, registro 1855.
Abuelos paternos Andrés Montoya y Ana Ramírez; maternos Rudesindo Arias y
Genoveva Gómez. En tal registro se hace constar que el 25 de junio de 1960
contrajo matrimonio en Buga con Doris Cecilia Rojas. Conocido como "La Bruja" Montoya. Murió en Buga el 2 de abril de 2011.
Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío
jaimenao@outlook.com
La reseña histórica del deporte
colombiano está engalanada por grandes figuras, deportistas de reconocida
calidad, que en un momento determinado, en su disciplina favorita, ofrendaron a
su comarca o a Colombia, actuando en el exterior, lo mejor de sus reservas
espirituales, morales y físicas, siempre con el anhelo de dejar muy en alto los
colores de la divisa regional, comercial o del país. A todos ellos nuestro país
los recuerda con gratitud, que como bien reza un proverbio francés, es la
memoria del corazón.
Para algunos existió un solo día
de gloria, para muchos otros las ocasiones de cita con el éxito fueron
reiteradas, pero hubo alguien que nació humilde para el deporte, en tal
condición creció, puso en práctica la máxima de que ‘el hombre está obligado a
luchar mas no a triunfar’, y así, con el reconocimiento unánime de todo el
pueblo colombiano dijo ‘adiós’ al ciclismo. El hombre a quien hacemos
referencia es Carlos Arturo Montoya Arias y con ello pareciera estar escrito
todo.
Ahora que estamos en pleno
desarrollo de una nueva versión de la Vuelta a Colombia, la 56ª. para ser más
exactos, qué bien hacer una semblanza de este gigante de las carreteras
nacionales.
De Carlos Montoya (versión a la
colombiana del francés Raymond Poulidor, eterno animador y segundón de las
principales pruebas de largo aliento en Europa), comencemos por decir que antes
que vallecaucano y más concretamente bugueño, es caldense, por cuanto nació en
el municipio de Filandia, que luego pasó a ser territorio quindiano. Afincado en
la ‘Ciudad Señora’ del Valle, desde muy temprana edad encontró en el Club
Estambul de esa ciudad, el primer respaldo para sus inquietudes por el deporte
de las bielas, disciplina que habría de llevarlo, con el paso de los años, a
constituirse en el corredor nacional que dio más vueltas en bicicleta al país,
siempre con renovado ánimo, con optimismo, con anhelo de llegar algún día a ser
campeón, cosa que no fue factible, al menos en la Vuelta mayor, en razón de
múltiples infortunios en los instantes de máxima definición.
Entre 1957 y 1976, Carlos Montoya
estuvo presente en 18 ediciones de la Vuelta. Solamente dejó de intervenir en
las versiones de 1958 y 1961.
Acumuló en tales participaciones
279 etapas, de las cuales ganó 12, para un recorrido completo de 35.374
kilómetros. Observó una excepcional regularidad durante siete Vueltas
consecutivas, pues clasificó siempre entre los mejores diez ciclistas del país.
La suma de todas sus lucidas
actuaciones en la prueba de ruta más importante de Colombia le permitió
acumular 1.010 horas, 22 minutos y 06 segundos montado en una bicicleta. Algo
así como 42 días completos y fracción, dedicados a trajinar por carreteras y
caminos de la patria.
En esas 18 intervenciones en
Vuelta a Colombia, la mejor figuración individual fue en 1966, cuando se ubicó
en el tercer puesto de la clasificación general final, escoltando a los ases
antioqueño Martín ‘Cochise’ Rodríguez y Javier ‘El Ñato’ Suárez.
Montoya Arias, como buen
escalador, se consagró en tres oportunidad sub-campeón general de los premios
de montaña. Ello sucedió en 1959, 1963 y 1965, a escasos puntos de diferencia
de los vencedores, Hernán Medina Calderón, Pablo Hernández y Javier Suárez, en
su orden.
Irónicamente, un hombre tan
tradicional en la Vuelta, que entregó a ella lo mejor de sus años mozos,
solamente pudo portar la camiseta de líder absoluto de la misma en una sola
oportunidad. El 17 de octubre de 1962 ganó la primera etapa de la carrera de
aquel año, entre Bogotá y El Espinal, en cerrado duelo final con Antonio
Ambrosio, ya fallecido. La etapa se cumplió obre longitud de 152 kilómetros e
impuso un tiempo de 3h-39m-16s. Ese éxito le permitió lucir la camiseta de
puntero al día siguiente, entre El Espinal e Ibagué, en una jornada
contra-reloj de 53 kilómetros que se adjudicó el paisa José Lubín Maya, para
pasar a comandar la prueba.
Pero la versión del Clásico RCN
de 1967 hizo total y absoluta justicia con Carlos Montoya. La prueba radial,
nacida hace 45 años, dejó de ser, por primera vez en su historial, una simple
doble a Jericó, Riosucio, Andes, Abejorral, Ciudad Bolívar o Anserma, como en
las anteriores seis ediciones, para comenzar a ubicarse dentro del panorama del
ciclismo, como una de las principales competencias del calendario. Hace 39
años, la carrera tuvo por primera ocasión tres etapas y consecuentemente un
recorrido mayor: 442 kilómetros.
Junto al equipo ‘A’ del Valle,
integrado por Aníbal Ricardo, Jairo Grijalba y el propio Carlos Montoya,
tomaron la partida figuras de la categoría de Martín ‘Cochise’ Rodríguez,
Severo Hernández Tarazona, Miguel Samacá Hernández, Gabriel Halaixt Buitrago,
José Ramón Garcés, Pablo Hernández, Alfonso Galvis, Alveiro Mejía, Jaime
Galeano Rúa y Asdrúbal Salazar, entre otros.
La primera etapa entre Medellín y
Anserma, con trazado de 174 kilómetros, concluyó con triunfo de Carlos Montoya,
quien en los kilómetros finales y luego de coronar con suficiencia el premio de
montaña en el Alto del Tigre, se encaminó solo hacia la meta, la cual cruzó con
ventaja superior a los cuatro y medio minutos sobre adversarios de la estirpe
de ‘Cochise’, quien de inmediato sentenció ‘guerra a muerte’ para las dos
próximas jornadas.
Para la etapa entre Pereira y
Riosuico, ‘Cochise’ Rodríguez sacó a relucir su bien ganado prestigio, pero no
obstante ganar el tramo, solamente pudo descontar 40 segundos al líder Montoya.
Para la jornada de clausura, la histórica travesía desde Riosucio hasta
Medellín, quedó planteado el duelo por el título de campeón.
A mitad del citado tramo, el
crédito paisa, en su afán de descontar los tres minutos y 51 segundos que
pesaban en su contra, lanzó un contundente ataque que le permitió pasar
completamente solo por el premio de montaña, en el Alto de Minas y seguir en
procura de su segundo triunfo parcial, en la pista del estadio Atanasio
Girardot., tras avanzar en medio de una multitud calculada en algo más de
200.000 personas. Fue entonces cuando Carlos Montoya debió hacer acopio de
todas sus capacidades, para no dejar escapar, como en tantas otras oportunidades,
el triunfo definitivo. Haciendo gala de sus condiciones de buen escalador y en
pareja con Marco E. Larrota, cruzó de inmediato por la misma cumbre montañosa.
En la pista atlética del estadio
antioqueño y luego de superar la meta ‘Cochise’, pasaron angustiosamente los
segundos y luego los minutos. Después de dos minutos y 48 segundos, en la
tercera posición se ubicó Montoya, quien a la postre hizo suyo el ‘Clásico’,
por el exiguo margen de 43 segundos.
Al conocer el resultado oficial
de la prueba y saberse vencedor de la misma, Carlitos, como también se le
denominó cariñosamente en su tiempo, rompió en llanto, afortunadamente de pleno
gozo esta vez, pues había cosechado un gran triunfo, esperado por años y años y
frente a calificados antagonistas paisas, en el propio terreno de éstos.
El triunfo del ‘Monarca
Vallecaucano’ tuvo una doble significación, pues el día que ganó el ‘Clásico’
RCN, cumplía 30 años de edad y ocho de estar compitiendo en la Vuelta a
Colombia.
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