lunes, 22 de enero de 2024

 

ROBERTO TORO TORO


Ilustre educador e intelectual nacido en Calarcá el 9 de septiembre de 1906, fallecido en Filandia el 28 de abril de 1964, sus padres fueron Ponciano Toro de Marinilla- Antioquia- y Francisca Toro de La Ceja, agricultores que llegaron a nuestra región en 1922, en dicho hogar nacieron ocho hijos: Eloísa, Roberto, Gerardo, Margarita, Fernando, Guillermo, Orfilia y Gonzalo.  

Cursó sus estudios básicos en Calarcá y después ingresó a la afamada Normal Superior de Manizales, donde estudió con dedicación y empeño, merced a su inteligencia privilegiada y a temprana afición por la lectura y las letras.  

Fue maestro durante toda su existencia, empezó en Ulloa como maestro de escuela.  

En Filandia fue cofundador del colegio de la Santísima Trinidad -Liceo Andino- profesor de todas las áreas, era un amplio conocedor de matemáticas, español, sabía inglés, pero en efecto se desenvolvía con seguridad en varias áreas del saber.  

Contrajo matrimonio con la distinguida señora Aura Quintero oriunda de Circasia, en dicha unión tuvo nueve hijos: Lesbia, Roberto, Afranio, Eunice, Orlando, Eugenio, Flavio, Darley y Rommel. Una familia ampliamente reconocida en la región, por su don de gentes y por su civismo.  

Defensor de los derechos humanos, sobresalió en la actividad política donde fue concejal durante varios períodos; era muy apreciada su elocuencia en los actos públicos, reinados y homenajes.  

En los años cincuenta en la época de la violencia bipartidista, fue perseguido por un alcalde sectario, presuroso viajó a Manizales donde fue protegido por sus amigos Silvio Villegas y Gilberto Alzate Avendaño, allí trabajó un tiempo en el colegio de Nuestra Señora, pero regresó a Circasia a reunirse con sus hijos previamente trasladados por los hermanos de su esposa. Fue profesor en el colegio de Circasia.  

Gobierno de Rojas Pinilla

Por su condición de seguidor de Laureano Gómez Castro, el gobernador de Caldas coronel Gustavo Sierra Ochoa, lo nombró en Santa Cecilia, un corregimiento de Pueblo Rico, en las goteras con el Chocó, el maestro Roberto Toro lo recibió como una destitución y así les hizo saber a sus hijos, prefiriendo mejor dedicarse a su finca Sildaria, vereda La Palmera en la colina iluminada.  

Escritor, poeta, orador

Lector con vela, a la hora de la comida con sus hijos, les daba clases de español y algunas correcciones del idioma. Con motivo del primer centenario de su muerte, sus hijos imprimieron un bello folleto que contiene importantes muestras de su poesía, de sus discursos, cartas a su esposa y algunas fotos del álbum familiar.  

Con el propósito que los lectores conozcan algunos elementos de su obra, incluyo fragmentos destacados.  

Oración a Simón Bolívar

(…) Bolívar, padre inmortal de Colombia, gloria máxima e inmarcesible de la patria, genio tutelar de América. Las gentes de Filandia te consagraron esta plaza y este sitio, desde la fecha, ya un tanto lejana, de las conmemoraciones centenarias de tu muerte en San Pedro Alejandrino (…) Fue en enero de 1830 cuando la huella venerada de tu planta marcó, con signos históricos, la tierra que pisamos. Así lo expresa claramente la inscripción de mármol fijado en esta plaza (…).  

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Bodas pedagógicas del colegio Santísima Trinidad

(…) y viene ahora señores, un nombre inolvidable. Tiembla mi voz y la palabra se enreda en la garganta, me refiero al continuador, al sostenedor incansable, al paladín de esta casa, al que ha hecho de ella una fortaleza inconmovible, como el alcázar de Toledo.  

Me refiero a ti, Santiago López, rector incomparable, nombrarte a ti es decir vida honestísima, espejo de caballeros cristianos y devotos, maestros en el sentido exacto del que enseña la verdad con las palabras y el ejemplo (…).  

Discurso descubrimiento De América

(…) y al conmemorar en esta fecha, tan magnos sucesos de la historia humana, una razón de justica y gratitud, obliga a exaltar debidamente, la memoria y los hechos portentosos de España y de Colón.  

Particularmente los pueblos indolatinos, que extienden sus dominios desde México hasta Chile y las repúblicas que bañan las aguas del Uruguay y el Plata, alzando su voz y su brazo por encima del Atlántico, deben exclamar en esta hora, con orgullo y jubilosamente: ¡Salve mater Hispania! (…).  

Día del árbol.  

(...) el hombre no puede sustraer su vida al influjo bienhechor del árbol. Del fondo de su ser brota, hacia este amigo, un impulso cordial. Solo un instituto inhumano y cruel, puede destruir o maltratar un árbol. En su tallo erguido y fuerte, en sus frutos nutricios, en su ramaje florido, hay algo de nuestra personal conveniencia, de nuestra propia ventura, de nuestra vida fugaz. De un tronco, por maternal cariño, nació el nido mullido de las cunas; por social afecto la techumbre protectora del amor y de la estirpe; por piedad filial el refugio postrero del dolor; y la urna de las lágrimas, a la hora de la muerte y del reposo (…).  

A Santiago López  

(…) te rescatan por siempre del olvido / los que forman tu gloria más completa: / tus hijos y tu esposa la receta/ que te hizo buen padre y buen marido / (…).  

Mi vida

Una tarde callada y silenciosa / en que inmenso dolor el alma hería / oí una voz extraña y misteriosa/ que con triste lamento me decía: / La suerte que te cupo te entristece, / y es que ignoras las penas de la vida / cuando más encantada nos parece / es más triste, más dura y desabrida/ desde entonces alegre sosegado/ prosigo mi camino de aspereza / esa voz misteriosa me ha enseñado / a tranquilo vivir con mi tristeza/.  

Acróstico a Pedro José Naranjo, señor padre del escritor Jaime Naranjo Orrego.  

Para llevar con señorial prestancia, / erguida y alta, pensativa frente, / de hidalga casta precedió tu infancia, / recio varón, blasón de nuestra gente, / orlan tus años méritos preclaros; / jubilosa tu estirpe se levanta, / ostentando virtudes como faros, / sobre la tierra que horadó tu planta / escrito está en el libro de la vida/.  

A su novia Aurita después su esposa, le escribió bellísimas cartas de amor, con lo detalles y las vicisitudes de la vida cotidiana.  

La selección precedente da una idea de las capacidades intelectuales del ilustre Roberto Toro Toro, pedagogo de todas las horas y padre amantísimo de su bella familia, rector moral de su colegio y una de las figuras más destacadas en la cultura regional; gracias a su obra y a su legado como educador, la casa de la cultura de Filandia lleva su nombre. El escritor Jaime Naranjo Orrego exclamó: A su manifiesta vocación guiadora e iluminadora de educador, unía sus valores morales e intelectuales a sus relevantes páginas literarias, a su oratoria descollante, a su libérrima visión de la política, a su respeto por las ideas opuestas (…).  

***  

Con sus hijos Afranio y Eugenio hemos recorrido los caminos, la obra y la existencia de Roberto Toro Toro, un gran señor, tronco de una familia que ha dado ejemplo de dignidad y decoro a la región, un maestro virtuoso que enaltece la historia de Filandia y de Colombia. Un hombre bueno como el pan que impartió sabiduría, una luz en el horizonte de la patria. 

LA CRÓNICA DEL QUINDÍO

Armenia 21 de enero 2024

Por Gabriel Echeverri González