Ignacio Torres Giraldo sindicalista, organizador popular e
intelectual marxista colombiano nacido en Filandia (Quindío) el 5 de marzo de
1893 y muerto en Cali el viernes 15 de noviembre de 1968. Hijo de Ignacio
Antonio Torres y Dolores Giraldo, de origen antioqueño y descendiente de
colonos.
Su padre sufre los rigores de la persecución a raíz de su
apoyo a los liberales en la guerra de los Mil Días. Sus primeros años de vida
transcurren entre Pereira y Sevilla. Por los cambios de domicilio familiar y
falta de recursos aprende a escribir a los 16 años. Ya podía juntar sílabas y
palabras gracias a la ayuda de una hermana menor, de su abuela que usaba un
libro de oraciones y de su esfuerzo autodidacta cuando trataba de leer todos
los avisos públicos de Pereira.
A partir de 1911 toma libros en alquilar de la única
biblioteca existente en Pereira y compraba cuando le era posible libros de
autores españoles y franceses. Toma algunas clases como asistente del profesor
Deogracias Cardona, a quien le presenta unos poemas dedicados al río Otún y
que, según Torres Giraldo, eran "horrorosos". Durante su adolescencia
simpatizó con el liberalismo radical de Rafael Uribe Uribe y de Benjamín
Herrera, posiciones que expresa en el periódico El Martillo, Periódico del
Pueblo en 1914, pero los sucesos de la Revolución de Octubre de 1917 lo llevaron a
vincularse prontamente al movimiento obrero y al marxismo. Participó en la
fundación de los primeros sindicatos y grupos socialistas de Colombia, viajando
por todo el país en labores de agitación.
Junto a otros líderes populares como María Cano, Raúl
Eduardo Mahecha y Tomás Uribe Márquez organiza sindicatos, promueve huelgas y
hace demandas en defensa de los trabajadores. Participó de la redacción de los
primeros periódicos comunistas del país, entre ellos La Humanidad y Tierra.
En este período sufrió detenciones, prisión y destierros
arbitrarios por parte de autoridades locales y regionales que veían en Torres
Giraldo un enemigo público por sus ideas revolucionarias. Participó en la
fundación de la
Confederación Obrera Nacional CON, del Partido Socialista
Revolucionario y del Partido Comunista de Colombia, del cual fue secretario
general de 1934 a
1938. Participó del IV Congreso de la Internacional Sindical
Roja y del secretariado latinoamericano de la Internacional Comunista
en Moscú.
En la
Unión Soviética vive y trabaja por casi cinco años y se
convierte en uno de los primeros enlaces comunistas con España y el resto de
Latinoamérica. Durante ese tiempo aprende a comunicarse fluidamente en ruso,
alemán e italiano.
Desaveniencias con la dirección nacional del Partido
Comunista lo llevaron a marginarse de este en 1942 siendo públicos sus
enfrentamientos con Luis Vidales y Augusto Durán. Se dedicó entonces al trabajo
intelectual y periodístico publicando los cinco tomos de Los inconformes,
trabajo histórico sobre las luchas populares en Colombia. Publicó tambiénMaría
Cano, mujer rebelde, La cuestión campesina en Colombia y escribe algunas obras de
ficción todavía inéditas.
En los últimos años, al tiempo que escribía, organizaba su
archivo y dictaba cursos sindicales; también tuvo una pequeña librería en
Palmira, llamada "Cervantes". Fue padre de Eddy y Urania y abuelo de
varios nietos.
Muere a los 75 años en Cali y su cuerpo fue velado en la
sede de la Federación
de Trabajadores del Valle "Fedetav", siendo despedido por líderes
sindicales y políticos. Luego de su muerte, la familia donó su amplísimo
archivo de libros y papeles a la
Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle,
que lo declaró patrimonio de la nación e inició sus trabajos de conservación y
difusión. Dicha institución publicó de manera póstuma Anecdotario (2004) y
Cincuenta meses en Moscú (2005).
Enlaces externos: Edición electrónica de Cincuenta meses en Moscú - Biografía de Ignacio Torres Giraldo en la Biblioteca Luis Ángel Arango - Biografía de Ignacio Torres Giraldo en el blog de Jaime Naranjo Orrego "Personajes de Filandia".
Enlaces externos: Edición electrónica de Cincuenta meses en Moscú - Biografía de Ignacio Torres Giraldo en la Biblioteca Luis Ángel Arango - Biografía de Ignacio Torres Giraldo en el blog de Jaime Naranjo Orrego "Personajes de Filandia".
Tomado de la Publicación de Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Ignacio_Torres_Giraldo
Con referencia a la información que aparece en Internet sobre la fecha y lugares de nacimiento de Ignacio Torres Giraldo, me permito hacer las siguientes puntualizaciones de acuerdo con los registros eclesiásticos de matrimonios y bautismos que obran en el despacho de esta parroquia: 1. El libro de matrimonios 01, folio 76, presenta la inscripción del matrimonio de Ignacio Torres y Dolores Giraldo el 8 de julio de 1891, hijos de Martín Torres y Fernanda Arias y de Felipe Giraldo y María de Jesús López, respectivamente. 2. El libro de bautismos 03, folio 187, registra el bautismo de Ignacio Antonio el 5 de marzo de 1893, hijo de Ignacio Antonio Torres y Dolores Giraldo. Abuelos paternos Martín Torres y Fernanda Arias y maternos Felipe Giraldo y María de Jesús López. 3. Los hermanos Manuel José y José María nacieron en Filandia (Quindío) el 26 de abril de 1892 y el 17 de agosto de 1894, respectivamente, como aparece en los correspondientes libros de bautismo, con los nombres de los abuelos citados más atrás.
Con referencia a la información que aparece en Internet sobre la fecha y lugares de nacimiento de Ignacio Torres Giraldo, me permito hacer las siguientes puntualizaciones de acuerdo con los registros eclesiásticos de matrimonios y bautismos que obran en el despacho de esta parroquia: 1. El libro de matrimonios 01, folio 76, presenta la inscripción del matrimonio de Ignacio Torres y Dolores Giraldo el 8 de julio de 1891, hijos de Martín Torres y Fernanda Arias y de Felipe Giraldo y María de Jesús López, respectivamente. 2. El libro de bautismos 03, folio 187, registra el bautismo de Ignacio Antonio el 5 de marzo de 1893, hijo de Ignacio Antonio Torres y Dolores Giraldo. Abuelos paternos Martín Torres y Fernanda Arias y maternos Felipe Giraldo y María de Jesús López. 3. Los hermanos Manuel José y José María nacieron en Filandia (Quindío) el 26 de abril de 1892 y el 17 de agosto de 1894, respectivamente, como aparece en los correspondientes libros de bautismo, con los nombres de los abuelos citados más atrás.
Jaime Naranjo Orrego
Filandia, Quindío
Para mayor información: jaimenao@outlook.com
Ignacio Torres Giraldo (1892-1968)
Ignacio Antonio Torres Giraldo nació en Filandia (Quindío) el 5 de marzo de 1892 y murió en Cali (Valle) el 15 de noviembre de 1968. Escribo esta nota con ocasión de los 50 años de su fallecimiento porque considero que el país debe tener noticia de su vida en el contexto de los tiempos en que le tocó vivir y percatarse de la vigencia de su lucha civilista por la emancipación social del pueblo trabajador.
No estamos acostumbrados a considerar relevantes en la historia colombiana la vida y ejecutorias de figuras pertenecientes a las capas plebeyas de la sociedad, menos las de un autodidacta que se convirtió en brillante intelectual marxista, historiador destacado y prominente dirigente político comunista como fue Ignacio Torres Giraldo.
Imposible hablar de Ignacio Torres sin hablar de María Cano, la Flor del Trabajo, la figura pública más destacada del obrerismo en los años 20. Él y ella fueron fundadores, junto con otros líderes sociales e intelectuales, del Partido Socialista Revolucionario (PSR) en 1926, sin adscripción a la Internacional, y luego compartieron espacios cotidianos de vida en los años 40 y 50.
En los 20 hicieron causa común con ellos destacados dirigentes como Raúl Eduardo Mahecha, Tomás Uribe Márquez, Guillermo Hernández Rodríguez, Gonzalo Sánchez, Rafael Vaquero, Elvira Medina, Sofía López, Juan de Dios Romero, Erasmo Valencia, Manuel Quintín Lame, Enriqueta Jiménez… Fundado el Partido Comunista de Colombia (PCC) en el año 30, se desempeñan como sus primeros secretarios generales Guillermo Hernández, Luis Vidales e Ignacio Torres…
La acción política de Torres está inscrita en el marco de la III Internacional (Komintern) de la época de Stalin en la URSS. Torres Giraldo pasó un período de casi cinco años (1929-1934) estudiando marxismo en la capital de la Unión Soviética. Fue el tiempo en que se convirtió en “un convencido líder doctrinario estalinista”, aspecto inocultable en la brillante trayectoria de Torres Giraldo (Meschkat y Rojas, 2015).
Sobre esta etapa Torres escribió 50 meses en Moscú, texto recientemente publicado por la Universidad del Valle. Ignacio se aparta de la militancia en el PCC por desavenencias con otros líderes comunistas a comienzos de los años 40 cuando se afirmaban las tesis de Frente Popular ante el agobiador ascenso del fascismo.
Ignacio y María viven un corto período en Bogotá poco después del 9 de abril de 1948. Fue el momento en que Eddy, hijo de Ignacio criado amorosamente por María, se graduó como abogado en la Universidad Católica Bolivariana de Medellín y vino a la capital junto con su compañero de promoción Belisario Betancur Cuartas.
Era el tiempo en que Torres había comenzado a escribir Los inconformes para relatar la “historia de las masas en Colombia”. Obra de alto vuelo en cinco volúmenes que ofrece un amplio panorama de la historia del país desde el ángulo social. Belisario, quien vivía en casa de Ignacio y María, fue uno de los primeros lectores de Los inconformes.
En abril de 2016 conocí el edificio de La Candelaria (carrera 4° #12-61, piso 3) donde se produjo ese cruce de caminos entre los connotados líderes de la izquierda, Ignacio Torres y María Cano, y quien luego sería un sobresaliente líder conservador y presidente de la República entre 1982 y 1986, Belisario Betancur.
Durante más de una década Ignacio Torres, radicado en Medellín, como marxista independiente prosigue su trabajo de investigador y escritor de historia social. De ese tiempo son Huelga general en Medellín y Síntesis de historia política colombiana. A comienzos de los años 60 Ignacio vuelve al Valle del Cauca y se radica en Palmira donde atiende la Librería Cervantes de su propiedad. Llega al fin de sus días en Cali, en 1968. María Cano había fallecido el año anterior en Medellín.
Otra obra de Ignacio es precisamente María Cano, mujer rebelde: “María Cano es la única mujer de Colombia y de América que ha logrado encarnar en un momento de la historia toda la angustia y los anhelos de un pueblo”, dice en el último párrafo de un sentido texto que terminó en mayo del 68.
Ignacio fue también fundador de periódicos, entre ellos El Martillo, de Pereira; La Humanidad, de Cali; colaborador de la Ola Roja, de Popayán, y de Tierra. Otras dos obras suyas que tuvieron importante impacto práctico en el campo de la lucha social y la acción política fueron La cuestión indígena en Colombia y La cuestión sindical en Colombia.
Urania, hija de Ignacio, conservó por largo tiempo varias obras inéditas de su padre y su archivo político, materiales que donó a la Universidad del Valle. Urania, muy lúcida, vive en Cali.
Sobre los últimos años de Ignacio Torres en Palmira se cuenta con el valioso testimonio de Gustavo González, querido amigo residente también en Cali, quien por esa época tuvo estrecha relación con Ignacio siendo un joven líder obrero. Es Gustavo quien con sus vívidos recuerdos suscita en mi espíritu la admiración que tengo por Ignacio Torres y su obra.
Torres, de origen campesino, quien a los 16 años todavía no sabía escribir, con el correr de los años se convirtió en escritor de literatura, historiador, editor de periódicos, dirigente político y educador. Además del español tenía buen dominio del francés, el ruso, el alemán y el italiano.
Ignacio Torres, persona de carácter amable y tranquilo, era al mismo tiempo un hombre de profundas convicciones y decisión inquebrantable de lucha. Su huella es imperecedera y sus obras de historia social, que está editando el Departamento de Humanidades de la Universidad del Valle, constituyen útil lectura para quienes desde la orilla alternativa aspiran a transformar a Colombia.
Ayer y hoy las expresiones comunistas y otras formaciones de carácter crítico y sentido transformador, incluidos los movimientos políticos que surgen de los insurgentes que hacen acuerdos de paz, constituyen opciones absolutamente válidas en el marco de la pluralidad democrática. La paz radica en superar la inveterada exclusión. La historia es maestra de vida.
lucho_sando@yahoo.es
Ignacio Torres, un quindiano de 120 años
Ignacio Torres Giraldo, fue un sindicalista nacido en Filandia, las ideas revolucionarias estuvieron presentes desde muy corta edad.
La influencia de la antigua Unión Soviética, las tensiones entre las diversas facciones de los partidos Liberal y Conservador y el naciente proyecto comunista despertó en él la necesidad de pensar de manera diferente, de luchar por los derechos y agitar las masas en torno a la revolución.
Desde muy temprano tiene conciencia de escritor, de observador y transmutar en palabras lo que su experiencia, su memoria y su investigación no querían perder. Sus primeros años de vida los pasó entre Pereira y Sevilla, ya que su padre sufrió de persecuciones a raíz de su apoyo a los liberales en la Guerra de los Mil Días.
Su progenitor se encarga de enseñarle a conocer los números, a dibujar y a firmar, pues no tenían los recursos y tampoco había escuela donde matricularlo. Aunque aprendió tarde a escribir, su sed de conocimiento, y su esfuerzo autodidacta de leer los avisos públicos, lo llevaron a lograr juntar sílabas y palabras desde muy niño.
Luego de lograr leer de corrido, se enamoró de la literatura y empieza a alquilar libros en la única biblioteca existente en Pereira, y cuando tenía la posibilidad compraba las obras que encontraba más afín con sus ideas comunistas de autores franceses y españoles.
Por falta de recursos no pudo entrar a la universidad, sin embargo, su espíritu curioso y ansioso por conocer el mundo, asiste a clases del profesor Deogracias Cardona. A pesar de no estar oficialmente en el curso que dictaba, Ignacio presentó poemas a su profesor dedicados al río Otún y que según él mismo eran “horrorosos”.
A pesar de ser apenas un adolescente, simpatizaba con el liberalismo radical de Rafael Uribe Uribe y de Benjamín Herrera, sin embargo, la revolución de octubre de 1917 lo llevan a vincularse al movimiento obrero y al marxismo. Lleno de energía e ideas sindicalistas, viaja por todo el país en labores de agitación, y participa en la fundación de los primeros sindicatos y grupos socialistas de Colombia.
Junto a otros lideres populares como María Cano, Raúl Eduardo Mahecha y Tomás Uribe Márquez, organiza sindicatos, promueve huelgas y hace demandas en defensa de los trabajadores. Gracias a un joven policía de Pereira que había fundado un periódico, aprende a ejercer el periodismo y se enamoró de las letras y de la forma de difundirlas entre la gente.
De esta manera participó de la redacción de los primeros periódicos comunistas del país entre los que se encontraba La humanidad y Tierra. Fue un hombre de acción y palabra, hizo mucho y escribió un montón, su inteligencia fue producto del aprovechamiento que les dio a las oportunidades que se le presentaron y que supo aprovechar en todos los instantes.
Durante su época de revolucionario sufrió detenciones, prisión y destierros arbitrarios de las autoridades locales y regionales que veían en Torres Giraldo un enemigo público por sus ideas. Sin embargo, no pudieron silenciar las voces revolucionarias con las que nació, y participó en la fundación de la Confederación Obrera Nacional, el Partido Socialista Revolucionario y el Partido Comunista de Colombia.
Además participó del IV congreso de la Internacional Sindical Roja y del secretariado latinoamericano de la Internacional Comunista en Moscú. Con la idea de conocer más y desarrollar nuevas ideas para Colombia, se traslada a la Unión Soviética, donde vive y trabaja por casi cinco años y se convierte en uno de los primeros enlaces comunistas con España y el resto de Latinoamérica.
Por enfrentamientos públicos con Luis Vidales y Augusto Durán, además de la desavenencia con la dirección nacional del partido Comunista, abandona este. Después de esto, se dedicó al trabajo intelectual y periodístico, publicando los cinco tomos de Los inconformes, trabajo histórico sobre las luchas populares en Colombia.
También escribió María Cano, mujer rebelde, La cuestión campesina en Colombia y escribió algunas obras de ficción todavía inéditas. En los últimos años, al tiempo que escribía, organizaba su archivo y dictaba cursos sindicales; también tuvo una pequeña librería en Palmira, llamada Cervantes.
Escribía historias del pueblo colombiano para aportar a su educación sembrando la esperanza y los deseos de un futuro mejor para los obreros, campesinos y demás sectores marginados de la sociedad. Murió a los 75 años en Cali y su cuerpo fue velado en la sede de la Federación de Trabajadores del Valle, siendo despedido por líderes sindicales y políticos.
Luego de su muerte, la familia donó su amplísimo archivo de libros y papeles a la facultad de humanidades de la universidad del Valle, que lo declaró patrimonio de la nación e inició sus trabajos de conservación y difusión.
Entre las donaciones se encontraba su Anecdotario, que muestra su propia definición, con pequeñas notas con identidad temática que concentran, en su espacio de escritura un imaginario que se parece a la realidad de los recuerdos.
El legado de su vida y obra debe servir como ejemplo a todos aquellos que deseen transformar lo existente y poner sus conocimientos al servicios del pueblo.
Demostró ser un intelectual de su época que lucho siempre por hacer de Colombia una sociedad verdaderamente democrática, independiente y soberana.
Desde muy temprano tiene conciencia de escritor, de observador y transmutar en palabras lo que su experiencia, su memoria y su investigación no querían perder. Sus primeros años de vida los pasó entre Pereira y Sevilla, ya que su padre sufrió de persecuciones a raíz de su apoyo a los liberales en la Guerra de los Mil Días.
Su progenitor se encarga de enseñarle a conocer los números, a dibujar y a firmar, pues no tenían los recursos y tampoco había escuela donde matricularlo. Aunque aprendió tarde a escribir, su sed de conocimiento, y su esfuerzo autodidacta de leer los avisos públicos, lo llevaron a lograr juntar sílabas y palabras desde muy niño.
Luego de lograr leer de corrido, se enamoró de la literatura y empieza a alquilar libros en la única biblioteca existente en Pereira, y cuando tenía la posibilidad compraba las obras que encontraba más afín con sus ideas comunistas de autores franceses y españoles.
Por falta de recursos no pudo entrar a la universidad, sin embargo, su espíritu curioso y ansioso por conocer el mundo, asiste a clases del profesor Deogracias Cardona. A pesar de no estar oficialmente en el curso que dictaba, Ignacio presentó poemas a su profesor dedicados al río Otún y que según él mismo eran “horrorosos”.
A pesar de ser apenas un adolescente, simpatizaba con el liberalismo radical de Rafael Uribe Uribe y de Benjamín Herrera, sin embargo, la revolución de octubre de 1917 lo llevan a vincularse al movimiento obrero y al marxismo. Lleno de energía e ideas sindicalistas, viaja por todo el país en labores de agitación, y participa en la fundación de los primeros sindicatos y grupos socialistas de Colombia.
Junto a otros lideres populares como María Cano, Raúl Eduardo Mahecha y Tomás Uribe Márquez, organiza sindicatos, promueve huelgas y hace demandas en defensa de los trabajadores. Gracias a un joven policía de Pereira que había fundado un periódico, aprende a ejercer el periodismo y se enamoró de las letras y de la forma de difundirlas entre la gente.
De esta manera participó de la redacción de los primeros periódicos comunistas del país entre los que se encontraba La humanidad y Tierra. Fue un hombre de acción y palabra, hizo mucho y escribió un montón, su inteligencia fue producto del aprovechamiento que les dio a las oportunidades que se le presentaron y que supo aprovechar en todos los instantes.
Durante su época de revolucionario sufrió detenciones, prisión y destierros arbitrarios de las autoridades locales y regionales que veían en Torres Giraldo un enemigo público por sus ideas. Sin embargo, no pudieron silenciar las voces revolucionarias con las que nació, y participó en la fundación de la Confederación Obrera Nacional, el Partido Socialista Revolucionario y el Partido Comunista de Colombia.
Además participó del IV congreso de la Internacional Sindical Roja y del secretariado latinoamericano de la Internacional Comunista en Moscú. Con la idea de conocer más y desarrollar nuevas ideas para Colombia, se traslada a la Unión Soviética, donde vive y trabaja por casi cinco años y se convierte en uno de los primeros enlaces comunistas con España y el resto de Latinoamérica.
Por enfrentamientos públicos con Luis Vidales y Augusto Durán, además de la desavenencia con la dirección nacional del partido Comunista, abandona este. Después de esto, se dedicó al trabajo intelectual y periodístico, publicando los cinco tomos de Los inconformes, trabajo histórico sobre las luchas populares en Colombia.
También escribió María Cano, mujer rebelde, La cuestión campesina en Colombia y escribió algunas obras de ficción todavía inéditas. En los últimos años, al tiempo que escribía, organizaba su archivo y dictaba cursos sindicales; también tuvo una pequeña librería en Palmira, llamada Cervantes.
Escribía historias del pueblo colombiano para aportar a su educación sembrando la esperanza y los deseos de un futuro mejor para los obreros, campesinos y demás sectores marginados de la sociedad. Murió a los 75 años en Cali y su cuerpo fue velado en la sede de la Federación de Trabajadores del Valle, siendo despedido por líderes sindicales y políticos.
Luego de su muerte, la familia donó su amplísimo archivo de libros y papeles a la facultad de humanidades de la universidad del Valle, que lo declaró patrimonio de la nación e inició sus trabajos de conservación y difusión.
Entre las donaciones se encontraba su Anecdotario, que muestra su propia definición, con pequeñas notas con identidad temática que concentran, en su espacio de escritura un imaginario que se parece a la realidad de los recuerdos.
El legado de su vida y obra debe servir como ejemplo a todos aquellos que deseen transformar lo existente y poner sus conocimientos al servicios del pueblo.
Demostró ser un intelectual de su época que lucho siempre por hacer de Colombia una sociedad verdaderamente democrática, independiente y soberana.