El registro
de bautismos # 1.605 se refiere al nacimiento de Carlos Ariel Betancur de la
Pava en Filandia el 6 de marzo de 1935, hijo de Manuel Antonio Betancur Hernández y María de la Pava
Suárez; abuelos paternos Manuel Betancur y María Antonia Hernández, y maternos
Manuel de la Pava y Clara Suárez. Se casó en Manizales el 30 de octubre de
1957. J.N,O.
Adiós al padre del Festival de Teatro
de Manizales
Tras su
muerte en Armenia el 18 de abril de 2013, la cultura de Colombia y en especial
del Eje Cafetero perdió las luces creativas de un visionario de las artes,
quien las concibió más allá del telón y un cerrado recinto. Carlos Ariel
Betancur visionó las artes como un gigante itinerante y multicolor,
polifacético e idiomático que se lleva a la calle, impactando sociedades y
cambiado realidades.
A sus 78 años
de edad, Carlos Ariel Betancur Pava dejó a Colombia un legado escénico de
altura erigido junto a otros seres valiosos de Caldas, que irrumpió hace años
las fronteras patrias para poner en el escenario mundial a su primogénito
estelar: El Festival de Teatro de Manizales.
En su
momento, desafió la jerarquía católica y a su máximo exponente monseñor Arturo
Duque Villegas, al hacer dar los primeros pasos en 1968 a este Festival que los
más conservadores sintieron como una provocación y otros sectores lo
percibieron como los izquierdistas como asunto de vanguardia.
El Festival
se constituyó en un hito en América y el mundo, razón por la cual sumada a la
personalidad de su gestor, el sentimiento que deja su deceso en las directivas
actuales del evento se resume en tristeza “por la desaparición de un ser
especial, muy culto, inteligente y serio, un trabajador incansable, un gran
gestor cultural“.
Árbol que
nace derecho
Como cuenta
su sobrino, Diego Pava Betancur “a fines del año pasado Carlos Ariel decidió
que era hora de un merecido descanso y esta estación en su vida lo trajo a
Armenia en diciembre. Muy a pesar de sus allegados, no todo lo planeado sucede
tal cual se piensa y su salud cardiovascular menguó, de la mano con otros
padecimientos. Su ánimo declinó y este árbol de tronco y ramas fuertes llegó al
otoño de su existencia”.
Carlos Ariel,
cita su sobrino, “un cultor por excelencia, recordaba con semblante tranquilo y
pleno, su días de esplendor en la capital caldense, hablaba de la calidez de su
gente y la cultura de su raza”.
Menciona “que
en su fuero íntimo y sin mencionarlo, contrario al adagio popular según el cual
¨árbol que nace torcido jamás … el Festival, estaba hecho a la imagen y
semejanza de uno de su progenitor, un macizo árbol que dio buen fruto y por
ello, aún sobrevive con dificultades de toda índole y dardos de fuego que
lanzan de diversos frentes de batalla”.
Betancur
Pava, quien fue director del teatro Los Fundadores, promovió la creación de
este certamen escénico junto a personalidades como Emilio Echeverri y Ernesto
Gutiérrez Arango, directivos de antaño de la Cámara de Comercio de Manizales y
de la universidad de Caldas, respectivamente.
Durante su
primigenia etapa de vida rememoran sus cercanos “el Festival reunió a figuras
insignes como los escritores Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda y Ernesto
Sábato, Mario Vargas Llosa, además de reconocidos creadores del teatro como el
polaco Jerzy Grotowski”.
Enseguida de
su participación en este evento, se desempeñó como exitoso empresario teatral.
Estuvo en España, Francia, Polonia, Argentina, México, Brasil, Suecia y Estados
Unidos como conferencista y gestor cultural realizando talleres y seminarios.
Haciendo gestión, creando contactos y abriendo, con el festival mismo, las
posibilidades para que en otras partes del orbe se efectuaran eventos
similares.
Cuenta el
ingeniero y artista plástico, Pava Betancur que su amado tío estuvo en Bogotá
los últimos años después de haber vivido una temporada en Estados Unidos de
norteamérica, donde la creatividad y el trabajo fueron también sus constantes
cotidianos. “En Los Ángeles incursionó en el periodismo y organizó algunos
medios de difusión escritos y radiales dirigidos a la comunidad hispánica”.
Regresó a su
patria en el 2007. Se radicó en Bogotá
donde dio a luz obras de teatro dirigidas a los adolescentes y su problemática,
que se representaron en escuelas y colegios de algunos municipios de
Cundinamarca, allí los estudiantes vieron reflejados sus problemas sexuales y
sicológicos en las tablas.
Algo de sí
mismo
Estudió en
Buenos Aires 6 semestres de Medicina, fue profesor en Manizales de varios
colegios durante algunos años, a la par que trabajaba en el mundo radial,
incursionando con programas de corte cultural, que le dieron relevancia a la
radio de ese tiempo. Creó a comienzos de los 60 la revista Cinema, dirigida al
cine arte que estaba en primera línea en la cultura mundial y especialmente la
europea. Estudió Filosofía y Letras en la universidad de Caldas de Manizales
donde se graduó en el año 1967.
Hijo de
Antonio Betancur y María Pava, nació en Filandia el 3 de marzo de 1935. Sus
primeros años transcurrieron en Montenegro y se graduó de Bachiller en el
colegio de Nuestra Señora de Manizales.
Se casó con
Fanny Ocampo Duque oriunda de Montenegro, tuvieron 4 hijos: María Teresa,
Carlos Ignacio, Luis Guillermo y Ana Victoria.
Pensamientos
de un amigo
Su amigo
desde siempre, Augusto León Restrepo R., cuenta que lo conoció en 1953 en el
Colegio de Nuestra Señora de Manizales, de donde Carlos Ariel era egresado y
entonces se desempeñaba como catedrático.
En su crónica
homenaje León R relata que “años más tarde Carlos Ariel … se dedicó a enseñar
química en varios colegios de Manizales.
Pero también, a conversar con los alumnos y a embrujarlos con teorías
literarias y filosóficas. Y con el cine. Y con el teatro. Fundó cine clubes.
Dirigió una obra , El Proceso a Jesús, del italiano Diego Fabri, que
presentó en el Teatro Avenida y hizo parte principal de una tertulia musical con los profesores Julio César
Morales y Bernardo Trejos Arcila, Rubén Londoño Jaramillo, Ernesto Jaramillo
Baena, Yolanda y Gloria Hoyos, Ángela
Botero Restrepo y Fanny González, entre otros, con quienes, y bajo su dirección,
tratamos de montar ‘Los árboles mueren
de pié’, de Alejandro Casona, aventura por fortuna fallida porque si no otra
hubiera sido nuestra suerte”.
Cita sobre
las andanzas de Carlos Ariel, quien había viajado por Argentina y suramérica.
“Y algún día se me apareció en la oficina
a tomarse un café y a contarme de que en Buenos Aires y en Montevideo se
gestaba en las universidades un interesante movimiento teatral. Y que, para
aprovechar las instalaciones del teatro Los Fundadores, por esa época uno de los
escenarios más modernos y funcionales de latinoamérica, por qué no pensábamos
en traer unos grupos de esos y armar una
especie como de encuentro de universitarios con sus presentaciones escenográficas. Yo le dije
que lo iba a poner en contacto con el
secretario de la universidad de Caldas, a ver si con el patrocinio de la
entidad se podrían traer a los muchachos teatreros.
Y que también
hablara con el Director de la Cámara de Comercio, porque el esfuerzo económico
sería grande. Hernando Yepes y Emilio Echeverri, titulares de los mencionados
despachos, atendieron a Carlos Ariel y prendieron los motores de la más
maravillosa aventura intelectual concebida en Manizales y en Colombia. Yepes
acudió a Ernesto Gutiérrez y éste a Jaime Sanín Echeverri, presidente de Ascun
(Asociación colombiana de Universidades) y Echeverri se encargó de promocionar
la empresa entre la acicalada y
conservadora dirigencia manizaleña.
Que con
Ernesto Gutiérrez Arango, Enrique Mejía Ruiz, Rodrigo Ramírez Cardona, y la decidida complicidad de mujeres como
Lucía Corrales, María Teresa Londoño, Amparo Palacio, Margarita Corrales y
Esneda Morales, el periodista de El Tiempo, José Fernando Corredor , Oscar
Jurado , director de Textos, el periódico del Festival y los de La Patria Jorge
Santander y Beatriz Zuluaga, (perdón por las omisiones), cristalizaron la
luminosa idea de Carlos Ariel y convirtieron a Manizales, a partir de octubre
de 1968, en el epicentro cultural, político, libertario, democrático,
revolucionario, de América Latina.
Relata con
detalles, fechas y lugares exactos que como siempre Carlos Ariel “se salió con
la suya y unas veces como asesor de la Junta Directiva y otras como Director, se encargó de establecer
vínculos definitivos de la intelectualidad con el Festival. Gracias a ello fue
posible la presencia de Pablo Neruda y
Miguel Ángel Asturias, Premios Nobel de Literatura y de Mario Vargas Llosa y
Patricia, y el gran Ernesto Sábato en Manizales. Y también de maestros de la escena mundial como
Jerzy Grotowski, José Monleón, Sergio Vodonovic, Alfonso Sastre y Jack Lang,
con quienes Betancur mantuvo una fluida comunicación y amistad, lo mismo que
con los Directores de festivales del mundo, a los cuales fue invitado
permanente.
Pérdida para
el arte y cultura
De la misma
crónica homenaje escrita por la pluma de Augusto León Restrepo R. se sabe que
“concluído su ciclo con el Festival, Carlos Ariel se dedicó a agenciar
artistas. Trajo a giras por el país a
Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Horacio Guarany, Soledad Bravo, Los
Chalchaleros, Ariel Ramírez y su Misa Criolla y Los Chasquis , entre otros. Y
con Alfonso Lizarazo, originó los festivales del humor. En Brasil, durante
cinco años, fue productor ejecutivo del Teatro O Balcao, de Ruth Escobar.
Finalmente, y
por su cercana amistad el Quindío y Colombia pueden percibir la magnitud del
quebranto que implica para las artes escénicas y la cultura esta partida, por
cuanto Carlos Ariel Betancur P no cesaba de embarazarse de proyectos
trascendentes. Augusto León Restrepo R. sabe que habían ideas más ambiciosas:
“en una de nuestras últimas conversaciones, me dijo que esperaba producir la
gran obra teatral sobre el vallenato. Y que andaba investigando las andanzas
del Clérigo Arenas, un famoso estafador del Viejo Caldas, con miras a elaborar
un guión para la televisión colombiana”.