sábado, 18 de mayo de 2013

Carlos Ariel Betancur de la Pava




El registro de bautismos # 1.605 se refiere al nacimiento de Carlos Ariel Betancur de la Pava en Filandia el 6 de marzo de 1935, hijo de Manuel  Antonio Betancur Hernández y María de la Pava Suárez; abuelos paternos Manuel Betancur y María Antonia Hernández, y maternos Manuel de la Pava y Clara Suárez. Se casó en Manizales el 30 de octubre de 1957. J.N,O.
 
Adiós al padre del Festival de Teatro de Manizales
Tras su muerte en Armenia el 18 de abril de 2013, la cultura de Colombia y en especial del Eje Cafetero perdió las luces creativas de un visionario de las artes, quien las concibió más allá del telón y un cerrado recinto. Carlos Ariel Betancur visionó las artes como un gigante itinerante y multicolor, polifacético e idiomático que se lleva a la calle, impactando sociedades y cambiado realidades.
A sus 78 años de edad, Carlos Ariel Betancur Pava dejó a Colombia un legado escénico de altura erigido junto a otros seres valiosos de Caldas, que irrumpió hace años las fronteras patrias para poner en el escenario mundial a su primogénito estelar: El Festival de Teatro de Manizales.
En su momento, desafió la jerarquía católica y a su máximo exponente monseñor Arturo Duque Villegas, al hacer dar los primeros pasos en 1968 a este Festival que los más conservadores sintieron como una provocación y otros sectores lo percibieron como los izquierdistas como asunto de vanguardia.
El Festival se constituyó en un hito en América y el mundo, razón por la cual sumada a la personalidad de su gestor, el sentimiento que deja su deceso en las directivas actuales del evento se resume en tristeza “por la desaparición de un ser especial, muy culto, inteligente y serio, un trabajador incansable, un gran gestor cultural“.
Árbol que nace derecho
Como cuenta su sobrino, Diego Pava Betancur “a fines del año pasado Carlos Ariel decidió que era hora de un merecido descanso y esta estación en su vida lo trajo a Armenia en diciembre. Muy a pesar de sus allegados, no todo lo planeado sucede tal cual se piensa y su salud cardiovascular menguó, de la mano con otros padecimientos. Su ánimo declinó y este árbol de tronco y ramas fuertes llegó al otoño de su existencia”.
Carlos Ariel, cita su sobrino, “un cultor por excelencia, recordaba con semblante tranquilo y pleno, su días de esplendor en la capital caldense, hablaba de la calidez de su gente y la cultura de su raza”.
Menciona “que en su fuero íntimo y sin mencionarlo, contrario al adagio popular según el cual ¨árbol que nace torcido jamás … el Festival, estaba hecho a la imagen y semejanza de uno de su progenitor, un macizo árbol que dio buen fruto y por ello, aún sobrevive con dificultades de toda índole y dardos de fuego que lanzan de diversos frentes de batalla”.
Betancur Pava, quien fue director del teatro Los Fundadores, promovió la creación de este certamen escénico junto a personalidades como Emilio Echeverri y Ernesto Gutiérrez Arango, directivos de antaño de la Cámara de Comercio de Manizales y de la universidad de Caldas, respectivamente.
Durante su primigenia etapa de vida rememoran sus cercanos “el Festival reunió a figuras insignes como los escritores Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda y Ernesto Sábato, Mario Vargas Llosa, además de reconocidos creadores del teatro como el polaco Jerzy Grotowski”.
Enseguida de su participación en este evento, se desempeñó como exitoso empresario teatral. Estuvo en España, Francia, Polonia, Argentina, México, Brasil, Suecia y Estados Unidos como conferencista y gestor cultural realizando talleres y seminarios. Haciendo gestión, creando contactos y abriendo, con el festival mismo, las posibilidades para que en otras partes del orbe se efectuaran eventos similares.
Cuenta el ingeniero y artista plástico, Pava Betancur que su amado tío estuvo en Bogotá los últimos años después de haber vivido una temporada en Estados Unidos de norteamérica, donde la creatividad y el trabajo fueron también sus constantes cotidianos. “En Los Ángeles incursionó en el periodismo y organizó algunos medios de difusión escritos y radiales dirigidos a la comunidad hispánica”.
Regresó a su patria en el  2007. Se radicó en Bogotá donde dio a luz obras de teatro dirigidas a los adolescentes y su problemática, que se representaron en escuelas y colegios de algunos municipios de Cundinamarca, allí los estudiantes vieron reflejados sus problemas sexuales y sicológicos en las tablas.
Algo de sí mismo
Estudió en Buenos Aires 6 semestres de Medicina, fue profesor en Manizales de varios colegios durante algunos años, a la par que trabajaba en el mundo radial, incursionando con programas de corte cultural, que le dieron relevancia a la radio de ese tiempo. Creó a comienzos de los 60 la revista Cinema, dirigida al cine arte que estaba en primera línea en la cultura mundial y especialmente la europea. Estudió Filosofía y Letras en la universidad de Caldas de Manizales donde se graduó en el año 1967.
Hijo de Antonio Betancur y María Pava, nació en Filandia el 3 de marzo de 1935. Sus primeros años transcurrieron en Montenegro y se graduó de Bachiller en el colegio de Nuestra Señora de Manizales.
Se casó con Fanny Ocampo Duque oriunda de Montenegro, tuvieron 4 hijos: María Teresa, Carlos Ignacio, Luis Guillermo y Ana Victoria.


Pensamientos de un amigo
Su amigo desde siempre, Augusto León Restrepo R., cuenta que lo conoció en 1953 en el Colegio de Nuestra Señora de Manizales, de donde Carlos Ariel era egresado y entonces se desempeñaba como catedrático.
En su crónica homenaje León R relata que “años más tarde Carlos Ariel … se dedicó a enseñar química en varios colegios de Manizales.  Pero también, a conversar con los alumnos y a embrujarlos con teorías literarias y filosóficas. Y con el cine. Y con el teatro. Fundó cine clubes. Dirigió una obra , El Proceso a Jesús, del italiano Diego Fabri, que presentó  en el Teatro Avenida  y hizo parte principal de una tertulia  musical con los profesores Julio César Morales y Bernardo Trejos Arcila, Rubén Londoño Jaramillo, Ernesto Jaramillo Baena, Yolanda y Gloria Hoyos,  Ángela Botero Restrepo y Fanny González, entre otros, con quienes, y bajo su dirección, tratamos de montar ‘Los  árboles mueren de pié’, de Alejandro Casona, aventura por fortuna fallida porque si no otra hubiera sido nuestra suerte”.
Cita sobre las andanzas de Carlos Ariel, quien había viajado por Argentina y suramérica. “Y algún día se me apareció en la oficina  a tomarse un café y a contarme de que en Buenos Aires y en Montevideo se gestaba en las universidades un interesante movimiento teatral. Y que, para aprovechar las instalaciones del teatro Los Fundadores, por esa época uno de los escenarios más modernos y funcionales de latinoamérica, por qué no pensábamos en traer unos grupos de esos  y armar una especie como de encuentro de universitarios con sus  presentaciones escenográficas. Yo le dije que  lo iba a poner en contacto con el secretario de la universidad de Caldas, a ver si con el patrocinio de la entidad  se podrían traer a  los muchachos teatreros.
Y que también hablara con el Director de la Cámara de Comercio, porque el esfuerzo económico sería grande. Hernando Yepes y Emilio Echeverri, titulares de los mencionados despachos, atendieron a Carlos Ariel y prendieron los motores de la más maravillosa aventura intelectual concebida en Manizales y en Colombia. Yepes acudió a Ernesto Gutiérrez y éste a Jaime Sanín Echeverri, presidente de Ascun (Asociación colombiana de Universidades) y Echeverri se encargó de promocionar la empresa entre la acicalada y  conservadora dirigencia manizaleña.
Que con Ernesto Gutiérrez Arango, Enrique Mejía Ruiz, Rodrigo Ramírez Cardona,  y la decidida complicidad de mujeres como Lucía Corrales, María Teresa Londoño, Amparo Palacio, Margarita Corrales y Esneda Morales, el periodista de El Tiempo, José Fernando Corredor , Oscar Jurado , director de Textos, el periódico del Festival y los de La Patria Jorge Santander y Beatriz Zuluaga, (perdón por las omisiones), cristalizaron la luminosa idea de Carlos Ariel y convirtieron a Manizales, a partir de octubre de 1968, en el epicentro cultural, político, libertario, democrático, revolucionario, de América Latina.
Relata con detalles, fechas y lugares exactos que como siempre Carlos Ariel “se salió con la suya y unas veces como asesor de la Junta Directiva y otras  como Director, se encargó de establecer vínculos definitivos de la intelectualidad con el Festival. Gracias a ello fue posible la presencia  de Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias, Premios Nobel de Literatura y de Mario Vargas Llosa y Patricia, y el gran Ernesto Sábato en Manizales. Y  también de maestros de la escena mundial como Jerzy Grotowski, José Monleón, Sergio Vodonovic, Alfonso Sastre y Jack Lang, con quienes Betancur mantuvo una fluida comunicación y amistad, lo mismo que con los Directores de festivales del mundo, a los cuales fue invitado permanente.
Pérdida para el arte y cultura
De la misma crónica homenaje escrita por la pluma de Augusto León Restrepo R. se sabe que “concluído su ciclo con el Festival, Carlos Ariel se dedicó a agenciar artistas. Trajo a giras por el país a  Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Horacio Guarany, Soledad Bravo, Los Chalchaleros, Ariel Ramírez y su Misa Criolla y Los Chasquis , entre otros. Y con Alfonso Lizarazo, originó los festivales del humor. En Brasil, durante cinco años, fue productor ejecutivo del Teatro O Balcao, de Ruth Escobar.
Finalmente, y por su cercana amistad el Quindío y Colombia pueden percibir la magnitud del quebranto que implica para las artes escénicas y la cultura esta partida, por cuanto Carlos Ariel Betancur P no cesaba de embarazarse de proyectos trascendentes. Augusto León Restrepo R. sabe que habían ideas más ambiciosas: “en una de nuestras últimas conversaciones, me dijo que esperaba producir la gran obra teatral sobre el vallenato. Y que andaba investigando las andanzas del Clérigo Arenas, un famoso estafador del Viejo Caldas, con miras a elaborar un guión para la televisión colombiana”.